REFLEXIONES

He tratado de reír y poner humor

Ya llevamos juntos casi medio camino recorrido. He releído mis anteriores artículos y parece que lo más importante ya está escrito. He conocido mi enfermedad, he decidido donde tratarla, me he rodeado de la gente que sentí que más me quería y que nunca me iba a dejar sola. He soñado con el país de Nunca Jamás para no estar hundida en las profundidades desconocidas y poder volar e intentar ver las cosas mejor. He tratado de reír y poner humor a algo tan duro como es el CÁNCER.

De vez en cuando es necesario reflexionar, pararse, incluso sentarse y hacer acto de conciencia de cómo está uno mismo.

Cuando el cáncer entra en tu vida todo se paraliza, tu vida sabes que no volverá a ser la misma que era. Por mucho que luches, seas valiente y salgas del socavón nunca volverás a ser la misma persona…yo no volveré a ser la que era.

Hay momentos en los que parece que la vida continúa para todos menos para ti. Es como si te sentaran en una silla en medio de la nada y vieras como pasan todos a tu lado cumpliendo su cometido y tú sigues ahí… sin más, sin decir nada, sin poder decir nada, intentando no molestar.

A veces tengo la sensación de que lo he perdido ¡todo! Creo que más que una sensación es una realidad, mi trabajo, mi independencia, la seguridad en mi misma, mi voz…

A pesar de ello ¡he ganado tanto! Me siento el ser más querido de la tierra; nunca pensé que me quisieran tanto, mi familia y gente que apenas reparé en mi pasado.

Haberme mostrado lo afortunada que soy

Si algo tengo que agradecer a esta maldita enfermedad es eso. Haberme mostrado lo afortunada que soy y lo arropada y querida que me siento cada día.

Todavía me levanto muchas mañanas pensando ¡tengo cáncer! y durante un rato, mientras las lágrimas caen a borbotones, trato de respirar en mi silencio para no preocupar más a los que me quieren. La soledad es necesaria y más cuando apenas puedes hablar. Tantas cosas que decir pero ¡tantas que callar!

Siento en el alma que este articulo sea un poco más triste que los anteriores.

Me prometí desde el principio que sería siempre yo. Tal cual soy. Necesitaba detenerme en el camino, hacer un poco de reflexión.

La vida es un milagro

Mirar hacia atrás es duro y mirar hacia adelante da miedo. Que conste que mi miedo no es a morir, es a sufrir más.

En el próximo artículo quiero contaros mi experiencia tan cercana a la muerte…, cuando de lejos oí decir a un médico que estaba muerta y pegué un respingo de la mesa que casi provoca un infarto a más de uno.

Hace unos días me encontré con una enfermera que me confesó que todavía se habla de mí en el hospital. La vida es un milagro en sí misma, pero casi siempre el milagro lo provoca tú fe. Y tener a gente buena a tu lado en el momento que más la necesitas. Hoy desde muy a dentro a todos os digo ¡¡¡Gracias!!!

Alejandra Dávila López